Pues, aunque haya visto otras cosas, principalmente Succession de la que quizás escriba algo sobre cómo me ha aburrido, este mes he tenido visitas familiares con sobrinos incluidos, una buena excusa para ver películas de animación (que por si no me conoces, me pirran). Ha tocado revisar la última de Dreamworks, la última de Pixar y una gran sorpresa rescatada por Netflix. Acompañadme en este segundo episodio de "Lo que voy viendo".
El Gato con botas: El último deseo
El gato con botas: El último deseo (2022)
Es un peliculón, lo que hace a todos los niveles está unos pasos por delante de muchos estudios de primer orden. A nivel visual el nuevo estilo le ha sentado de maravilla, aunque sigue estando por detrás de la obra maestra de Spider-Man de Sony Animation y de Tipos Malos, que se arriesgó un poco más en su animación a medio camino entre 3D y 2D.
Las escenas de acción se han revitalizado y es pura adrenalina, ya desde el principio marca terreno en este aspecto con una pelea contra un ogro que resulta espectacular. Por no hablar del duelo final.
A nivel de montaje es una delicia, salta continuamente entre acción, humor, ternura y hasta terror de forma natural y acertada. Tiene muchos momentos que destacan como el gag de las muertes o el retiro. Además, mide muy bien los tiempos y en su ajustada duración ahonda en todos los personajes, incluyendo un grupo de secundarios oseznos que es maravilloso.
Y son sus personajes, estos que tienen el espacio que se merecen, los que elevan la película a un gran nivel, con carisma, humanidad y presencia, especialmente por parte de uno de los antagonistas. El lobo, que deja bien claro desde el principio que es más que un lobo feroz, se come la pantalla cada vez que aparece, es una representación muy audaz de la figura de los cuentos de hadas con esa vuelta de tuerca necesaria para introducir un mensaje maduro y claro que no me esperaba para nada en una película del Gato con Botas.
Si le tuviera que poner una nota le pondría “chapeau”.
Elemental
Ya van dos veces en las que no esperaba gran cosa de Pixar y me he llevado una grata sorpresa, primero con Red y ahora con Elemental. Allá donde Red conseguía con su alocada animación transmitir más energía que nunca en las películas de esta factoría, Elemental consigue fluir por los sentimientos sin abusar del exceso de exposición que tanto les caracteriza.
No es que reinvente la rueda, de hecho, agradezco que ni siquiera lo intente, simplemente es una vuelta más a lo que se espera de Pixar (moralina, personajes con encanto, situaciones originales que no desentonan, buena construcción de mundos) centrándose en la comedia romántica. Es una película con mucho sentimiento, una mezcla de Pixar y de la fórmula Disney de momentos mágicos equilibrados con momentos dramáticos.
No destacará sobre la filmografía de Pixar, pero sí que lo hace sobre sus últimas películas y agradezco muchísimo el pequeño experimento de Newman en la banda sonora usando coros en reverso, me ha enganchado.
Si tuviera que ponerle una nota sería “chispeante”.
Nimona
Gracias y mil veces gracias a los que rescataron este proyecto, es una película de animación y aventuras al uso muy divertida y por momentos, gamberra. Es muy refrescante ver que se siguen haciendo producciones que apuestan por entretener desde el corazón, con un humor bien medido que oscila entre el slapstick y la rebeldía, con un ritmo trepidante y en la que no sobra nada. En serio, ojalá lo que están haciendo los estudios de animación de Hollywood lo empezaran a entender con sus blockbusters que no paran de crecer en metraje innecesario.
La naturalidad con la que nada entre contradicciones es una pasada, en un mundo futurista, pero de estilo medieval, con una sociedad avanzada y a la vez miedosa, con unos protagonistas que siempre están saltando de una situación a la contraria, de villanos a héroes siendo todo y siendo, simplemente, ellos mismos. Ejemplifica muchos mensajes de actualidad sobre el uso del miedo, el progreso, la información y sobre todo habla sobre la historia como herramienta para modelar una sociedad.
Encima, como en el caso de El Gato Con Botas, todo esto viene aderezado con personajes carismáticos y creíbles a los que les pillas muchísimo cariño.
Si tuviera que ponerle una nota sería “anarquía emocional”.