Mi segunda serie de 2024 es El abogado del Lincoln, un producto basado en las novelas de Michael Connely que no he leído ni tampoco me despiertan un interés especial. Sin embargo, siempre disfruto de los buenos dramas judiciales, especialmente de aquellos que son capaces de aportar un poco de esperanza en un mundo lleno de corrupción y violencia como el de Estados Unidos (sí, como todo el mundo, pero allí la cosa se va de madre). Es ligera, tierna y tiene buenas ideas, poco más necesita.

La fiscalía americana es más rápida que el abogado del Lincoln

Antes de hablar de aspectos formales y narrativos, quería hacer una observación respecto a la serie. Es cierto que hace grandes elipsis antes de empezar un juicio. Pero es que en varios de los casos la policia detiene al culpable ipso facto, en unos lapsos de tiempo increíblmente cortos y con un conjunto de pruebas y testigos bastante escaso. No sé qué nivel de realismo tiene esto, pero he leído que el escritor de las novelas es experto en el tema y me asusta.

Teniendo en cuenta que los casos que se puedan reabrir son limitados, especialmente en un país con un absurdo porcentaje de población encarcelada, asusta ver que un estudio muestra como un 4% de los condenados a muerte fueron exonerados. El propio estudio habla de como las sentencias a muerte son muy bajas en comparación a las cadenas perpetuas y se debe a jurados con dudas de la culpabilidad, no es que resulte muy tranquilizador que las dudas de tu responsabilidad te lleven a pasar la vida entre rejas porque la otra opción podía ser la muerte. Esto significa que el porcentaje de inocentes encarcelados debe ser mucho mayor.

Y en la serie vemos como a la que tienen un par de pruebas y un motivo, más algún testigo aunque fuese una vieja con cataratas viendo la playa desde un acantilado, es más que suficiente para frenar el resto de la investigación y centrarla en un solo sospechoso. Sospecho que los altos niveles de crímenes mortales, la mentalidad de justicia como castigo y los costes que acaba suponiendo todo esto para el fisco, hacen que se dediquen los recursos justos a las investigaciones (que no a la policia) y a los juzgados.

Una vez hecha la reflexión, ademiremos una serie bien construida.

Una serie sencilla

Las dos temporadas de El abogado del Lincoln destapan una serie bastante prototípica, con un abogado carismático que debe superar ciertos traumas de su pasado reciente y personajes a su alrededor que lo quieren y lo empujarán a conseguirlo. No es innovadora en ningún sentido, aunque se agradece el ver una serie del mundo judicial centrada en los penalistas que va mostrando el proceso de forma amena y fácil de seguir.

Tiene tres aspectos que la hacen algo diferente a las demás:

Ni blanco ni negro

Pese a que el protagonista, Michael Holler, es a veces demasiado impoluto en su ética, se mueve en los límites de lo legal para cumplir con su trabajo. Además, en más de una ocasión descubre, tras el fallo favorable del jurado, que su cliente no era tan inocente como pensaba. La serie es muy interesante al cumplir la máxima del abogado de que no es importante que este crea o no en la culpabilidad de la persona a la que defiende, ese no es su problema.

Además, también muestra los tejemanejes de la polícia y todos los problemas de investigación que acaban teniendo por las prisas y buscar rápido a un acusado. Esto lleva a que los fiscales estén más preocupados de ganar el caso que de enviar al responsable del crimen a la cárcel. Dejando claro que aquí nadie es bueno ni malo, simplemente parte de un sistema imperfecto.

Secundarios con peso

Los personajes de la serie que orbitan en torno al protagonista están bien escritos. La primera exmujer de la que sigue enamorado Michael es fantástica y siempre queda claro que la posición de ambos en el mismo sector hace imposible cualquier romance a largo plazo. Por otra parte, su segunda exmujer (lo tiene escrito así Michael en el móvil) es el mejor apoyo de Michael, ofrece una cierta comicidad y es un personaje femenino tan fuerte como el de Neve Campbell sin resultar tan dramático.

También le acompaña un curioso detective llamado Cisco, como forma de intentar facilitar y recortar su impronunciable apellido polaco: Wojciechowski. Este exmotero es otro gran personaje que con su trabajo facilita el de Michael, aunque también le acaba descubriendo al final de cada temporada que su cliente no estaba tan limpio como podía parecer.

Finalmente, entre los secundarios habituales está Izzi, exclienta y conductora que permite a Mike hacer su trabajo en el coche entre sus interminables desplazamientos. El abogado del Lincoln es una serie cochista, que le vamos a hacer.

Equilibrio entre historias autoconclusivas y grandes casos

El abogado del Lincoln consigue mantener el interés entre las tramas de los personajes secundarios, las propias de Holler y sobre todo, entre tramas judiciales de diferente interés. Algunas sirven de puente entre temporadas, otras duran un solo capítulo y las principales duran toda una temporada, siendo las más apasionantes y enrevesadas.

Todo esto hace de El abogado del Lincoln un drama judicial muy ligero, pero competente. La recomiendo para los curiosos del mundo de la justicia que quieran una propuesta nada arriesgada, un plato seguro.