
Hace poco terminé de ver Hilda, la que se ha convertido en mi serie “infantil/juvenil” favorita de todos los tiempos. Esto son palabras mayores para cualquier fan de la animación teniendo en cuenta que hay obras tan fantásticas y cuidadas como Avatar, Gumball, Gravity Falls y un larguísimo etcétera que podría pasar por casi todo el catálogo de Cartoon Network. Todas son especiales y cada una de esas series tiene su personalidad, Hilda, por supuesto también, puede que, de hecho, sea de las más particulares.
Añado primero este tramo de la serie con un gran uso de la música, un tema de Kishi Bashi increíble que encaja como un guante.
Índice
Hilda es empatía
Hilda es una chica joven que vive en la montaña y se cría de forma muy autodidacta en un entorno salvaje y a la vez, amable. Sin embargo, sus aventuras en el mundo salvaje toman un cariz algo más dramático cuando un gigante enorme destruye su casa sin darse ni cuenta, en un giro de guión genial que además casa con la trama autoconclusiva de su propio capítulo. Y así es como tiene que cambiar su vida en las montañas por ciudad.
Independientemente del lugar en el que se encuentre la aventurera protagonista, siempre ocurren sucesos fantásticos de todo tipo con los que iniciar una nueva y breve epopeya. Pese a su insistente independencia, la serie no deja de demostrarle continuamente que siempre necesitará a los compañeros que va ganando con el tiempo, además de su madre y de su ciervozorro Twypp.

En este sentido Hilda es una serie que tiene una continua evolución de su protagonista, es su crecimiento personal. No hay temporada en la que no haya un avance en la capacidad de la chica por aprender valiosas lecciones, casi todas relativas a la empatía. Y es que esta niña de curioso pelo azul (ojo, hasta esto tiene explicación en la trama) siente una gran empatía por animales y monstruos, aunque le cuesta más con humanos y algunas criaturas inteligentes. Es algo que poco a poco va corrigiendo, en un crecimiento que la convierte en una persona aún más libre e independiente, pero también más atenta y colaborativa.
Hilda es empatía y es crecimiento, pero no solo para ella, sino para todos los personajes que pueblan su mundo. Esto es lo que hace de esta serie de animación una pequeña joya.
Hilda es curiosidad
Esta fantástica obra toma mucho de la mitología sueca dándole una vuelta que la convierte en algo más tierno y emotivo y que lo abre a historias muy personales. Es una maravilla ver como ante todos los personajes van apareciendo seres místicos y fantásticos y, pese a no conocerlos de antes, los ven como una parte natural más de su mundo. Una parte que vale la pena estudiar y conocer.
Hilda es curiosidad, pero es curiosidad de la sana, de aquella que anima a descubrir la realidad del mundo que la rodea, y no es el único personaje en la trama que tiene esta sana curiosidad. Esto funciona gracias a la cohesión y coherencia de la mitología de la serie, los seres que aparecen en un capítulo forman parte del mundo siempre.
Es más, puede que estos mismos seres tengan grandes papeles reservados en capítulos posteriores, y eso no hace más que engrandecer su presencia y fomentar el conocimiento de estos. La coherencia interna va de la mano con todo el mensaje de empatía, siendo una forma muy evidente de facilitar la traslación de su universo al nuestro. Comprender a los demás lleva a comprender el mundo y a superar los momentos más duros y es que…

Hilda, es saber enfrentarse a la oscuridad
La serie no tiene problema alguno en tratar temas duros como el abandono, la violencia verbal y física, el abuso de poder, etc. Temas duros y oscuros que chocan de lleno con el aspecto y el tono tan juvenil, positivo y alegre.
Es precisamente ese tono el que sirve para enfrentarse a la oscuridad, ese tono y la empatía y la curiosidad. El mal a veces es solo un enfrentamiento por un malentendido, en otras por ignorancia y en muchas, por ser en realidad los supuestos antagonistas las víctimas de la situación. Esta comprensión envalentona a las tramas a hablar sin tapujos de temáticas poco habituales en series infantiles.

Esta oscuridad de ciertos temas llega mucho a través de los contrastes, Hilda siempre está mostrando el equilibrio al que se llega con conceptos contrarios: la ciudad enfrentada al bosque, la tradición a la modernidad, la introversión a la extroversión, la magia a la ciencia, etc. De estos enfrentamientos siempre acaban apareciendo las historias más duras y a la vez las mejores reconciliaciones posibles.
Hilda es, animación de calidad
Y también es nostalgia, con un uso de una paleta de colores muy acertada en este aspecto.
Y también son detalles divertidos como la manera de cambiar el detalle del dibujo cuando los personajes aparecen alejados.
Y también es una selección musical indie buenísima muy poco habitual en este género.
En definitiva, Hilda es una gran serie que quedará para siempre en la memoria de la gente que le dé una oportunidad.