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The Assistant: un secreto a voces

Por fin este año vi The Assistant, una película que llevaba tiempo en mi punto de mira por sus críticas positivas, pero sobre todo por Julia Garner. Llamar a esta mujer “joven promesa” es algo que sobra dado que ha demostrado en obras como Ozark tener una gran capacidad para dar una profundidad pocas veces vista a un personaje que en manos de cualquier otro sería un estereotipo. En esta película pasa algo parecido, con la suerte de depender de las dotes de Julia que es la que sostiene toda la pieza.

¿Tratando de ser sutiles?

Tras mi primer visionado algo no acababa de hacer clic en mi cabeza. Toda la película gira en torno a una joven que acaba de conseguir un puesto como asistente de un poderoso ejecutivo de la industria del cine. Todo se basa en ver sus reacciones a la poca información que va recibiendo, a las de sus compañeros que saben bien todo lo que ocurre y a las broncas telefónicas de un jefe al que nunca vemos la cara como a los adultos de Snoopy.

Al principio esta idea es interesante, incluso sugerente, porque no vamos a ver de forma directa los peores actos que se proponen denunciar los autores. No hay una confirmación clara en los primeros minutos de lo que cree que sabe Jane, la aspirante a productora de cine, simplemente es una chica muy preocupada que está convencida de que lo que sucede es algo grave y que debe denunciarlo.

The Assistant falla entonces en ser sutil, en ningún momento se esconde nada de lo que denuncia y de que todos los presentes saben lo que ocurre. Pero si uno lo piensa, en realidad da en el clavo. Lo que se denuncia, además de los abusos laborales y sexuales que se dan en ese entorno tan hostil, es que esto no era algo sutil, algo hecho a escondidas. Nadie iba a hurtadillas, ni siquiera era necesario vaciar la oficina o tener accesos distintos a los despachos en los que ocurría todo.

Un secreto a voces

Esta es la trampa de The Assistant, la sutileza de la que hace gala es solo un espejismo, una trampa. Todo el mundo sabía perfectamente lo que ocurría en esas oficinas, todo el mundo callaba y miraba hacia otro lado y los que podían actuar de alguna manera tampoco se movían al formar parte de la estructura.

Lo más crudo de la película es eso, que no es un secreto, porque es una información general, en realidad es más bien un tema tabú. El funcionamiento tóxico heteropatriarcal oprime toda opción de soltar en voz alta que lo que ocurre es algo incorrecto, que algo está mal. Toda vez que Jane trata de salirse de los límites restrictivos a los que es sometida, le llega una llamada que es puro abuso de poder.

Los compañeros lo saben y, por sus reacciones generales y por el trato que le ofrecen, ellos ya se han dejado domar para mantener su trabajo de mierda. Porque lo importante, lo que mantiene a todos ellos en ese lugar no es el propio trabajo para sobrevivir, ya que por lo visto estarían en las mismas condiciones en cualquier otro puesto. No, lo que mantiene el poder en este castillo de cartas montado sobre la masculinidad de su jefe es la ambición, la creencia de que algún día tu podrás estar en una situación de igualdad ante alguien como él.

Un secreto a voces tiene más poder a veces que un secreto a secas. Un secreto a voces es un tabú, y el tabú en este contexto es el poder más absoluto para hacer algo de lo que nadie quiere y/o puede hablar sin consecuencias. El tabú es una cortina de humo densa y espesa que cualquiera puede cruzar y soplar para ver a través de ella, una cortina amenazadora tras la que se dice que se esconde un abismo y en realidad solo hay un hombre muy frágil.

The assistant un secreto a voces el sistema opaca

The Assistant toma el secreto a voces y lo transforma en un vaivén constante de las emociones de un jefe al que detestamos tanto como todos sus empleados, pero al que ni siquiera podemos ver, puesto que son sus empleados los que forman parte de la densa cortina de humo que le protege.

The Assistant es un espejo

El filme no solo refleja las vergüenzas que se esconden detrás del sector de la producción de cine, es una mirada que define las contradicciones de la sociedad capitalista en general. En la que la libertad de los individuos y su responsabilidad quedan constantemente opacados por el poder. El sistema que ha alcanzado mayores cotas de diversidad y de “libertad”, está pudriéndose y a través de los agujeros de sus paredes se ve que todo era parte de un decorado. Hubo algo mejor, sí, pero estamos aquí sobre todo por la promesa que nos hacemos de que lo podemos mejorar o sobresalir en algún momento.

La ambición es la excusa de todos para mirar a otro lado, a veces lo es solo la supervivencia, pero no nos equivoquemos, en ciertos sectores el tema no está en la necesidad como en el ego. The Assistant pone un espejo delante de todos, lo primero que nos muestra es que estamos en el mismo sitio que su sufrida protagonista, pero cuando ella cede, nosotros también. Hemos visto cosas que no podemos justificar, ¿pero hemos alzado siempre la voz? ¿Hemos tratado de hacer lo máximo posible? Puede que solo estemos agotados, como Jane, tras innumerables horas de trabajo y unas relaciones tóxicas, quien sabe.

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