Una de las series que prometía mucho este año es The Agency, es una nueva visión al mundo de los espías en el audiovisual. Tiene puntos que prometen bastante, pero se queda en un quiero y no puedo al tratar de enfocarlo todo desde un punto de vista más realista, en el sentido de ser verosímil y de destacar lo justo con temáticas en boga hoy en día. Hasta cierto punto lo consigue, con una aproximación inicial a la psique de los agentes encubiertos muy interesantes que va perdiendo fuelle en pos de dar más valor a la trama con la temática de moda, véase Rusia.
Índice
Amor y sensualidad en el trabajo
Desde el primer momento y desde su atractiva caratula inicial, The Agency hace muchos esfuerzos en hablarnos del amor y del sexo. Martian, el agente protagonista encarnado por Michael Fassbender, recibe la orden de abandonar su vida en Addis Abeba, teniendo que romper con todas las ataduras de allí, incluida una relación sentimental que claramente es incapaz de dejar atrás. Martian miente, es agente, pero miente a sus superiores y miente a la propia agencia, y ese es el punto sobre el que parece gravitar todo.
El amor es la razón por la que se abre una enorme brecha en la seguridad de la agencia en Londres a través del protagonista. Los directores muestran con muy buen gusto y mucha sensualidad la relación que lleva con Samia, una espectacular Jodie Turner-Smith. Es poco habitual que este tipo de escenas sean una demostración de los valores de producción de cualquier producto audiovisual, aquí lo son, sobre todo por una soberbia fotografía.

No es solo con Martian y Samia que la serie es capaz de generar una sensación de peso de los sentimientos por encima de la todopoderosa agencia. Una joven agente tiene que aprovechar esa baza, su evidente atractivo físico, para avanzar en su plan de escalada dentro de la agencia. Danny tiene sus escenas clave de sexo, pero son más alejadas, más frías, son parte de su plan.
En un caso vemos como ponerse en la piel de un encubierto implica un alto grado de cierta psicopatía. Toda relación personal es solo una herramienta en pos de un objetivo mayor, que es el de pasar desapercibido mientras se extrae toda la información posible. Es un debate interesante que se deja abierto, aunque, a pesar de operar con la máxima profesionalidad posible, los miembros de esta agencia son incapaces de esquivar. Mientras haya algo de humanidad, habrá deseo.

Las tramas de espías
Aquí es donde la serie decide meter todo el peso del guion y el metraje, llegando a abandonar casi por completo el fantástico diálogo producido por las visiones pre y post operación encubierta de los dos agentes que he mencionado antes. En un momento se centra ya solo en las consecuencias de esas formas de acercarse al amor, hasta que esto se diluye por completo en una trama de espías mucho más estándar.
El personaje de Fassbender por suerte consigue generar algo más poliédrico a su alrededor, siendo su obsesión por la preciosa Samia y sus consecuentes errores en su trabajo, la razón por la que su trama de espionaje va ganando cierta complejidad, pasando por diferentes fases hasta terminar en un buen clímax que abre mucho las posibilidades de la serie a partir del final.
Pero la trama que hemos venido a comentar que pasa casi desapercibida en el principio y que se transforma de repente en el sol contra el que orbita todo el peso dramático de La Agencia es una sobre una operación en Ucrania. En un principio parece que la mente poco presente de Martian van a complicar toda la operativa al ser uno de los responsables en la toma de decisiones. Pero no se aprovecha realmente esto, de hecho, la operación es un éxito incluso tras la toma de decisiones personales peligrosas de los allí presentes.
El arco que empezaba diluido entre las diatribas morales de otros agentes con diferentes destinos, de hecho Danny, la chica que empieza su infiltración, no tiene relación alguna con este arco en Europa del Este, y acaba avanzando de repente en una serie de acciones de notable peso moral que no dejan impronta al dirigirse todo a una resolución satisfactoria para los implicados. El guion se permite actuar de forma tramposa al poner en boca de personajes relevantes la posibilidad de un fallo inminente por la salud mental del protagonista, algo que queda en nada

Al final la trama de espías que debería ser digna de thriller es más una excusa para meter acción, algún momento tenso muy puntual y ocupar tiempo mientras el resto de argumentos avanza a menor ritmo. La resolución al menos permite despresurizar un poco el ambiente más opresivo que tiene el resto de la serie para con sus dos personajes principales.
La primera temporada de La Agencia es solo una presentación
Y es que este inicio pone las bases para algo que se prevé mucho más interesante. El giro final genera un gran interés y deja muchas dudas en el aire sobre lo que va a suceder a continuación. La llegada de Danny a su destino también abre muchísimas posibilidades y es una pena que toda su trama haya sido tan secundaria por ahora cuando su historia es un reflejo en el tiempo de lo sucedido con Martian.
El contraste entre personajes queda desaprovechado por desarrollar más acción en otra vía, afortunadamente una vez terminado queda claro que la construcción de la siguiente temporada va a resultar mucho más interesante si no se sacan de la chistera otra historia de espías de las que ya hemos visto harto (y sobre todo yo como miréis mis reseñas, que es de las pocas temáticas que gustan a mi muy señor novio).
No es una serie novedosa y en su género quedará un poco opacada por obras mucho más profundas como Slow Horses, la tensión continua de Homeland, la verosimilitud de The Looming Tower o la acción de Jackal. Tienen un hueco ya algo trabajado y abierto, para seguir indagando en los límites de la psique de sus protagonistas que deben anteponer su propia salud mental a la misión encargada por la agencia. Espero que por su bien, y por el mío, la serie aproveche y siga esos derroteros, si no, que al menos siga manteniendo su más que notable factura técnica y narrativa.