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Mis series: #1 Suburræterna, “el emperador es pasajero, Roma es eterna”

Mi primera serie en 2024 ha sido una completa decepción, y más teniendo en cuenta que el material original del que proviene es fantástico. Suburræterna es una continuación y casi spin-off de Suburra, la serie sobre los bajos fondos de Roma que a su vez fue inspirada en una película del mismo título. La serie mejoró mucho las ideas de una buena película demasiado centrada en su estética, sin embargo, esta continuación no está a la altura.

Suburræterna no se gobierna, se administra

Si algo hacía muy bien Suburra es usar a sus personajes para definir los bajos fondos de Roma que permean hasta las esferas de poder. Era una serie que se tomaba su tiempo y en la que cada pasito, cada acto de los protagonistas era significativo. Esa trascendencia no solo se debía a las consecuencias directas e inmediatas de los actos, si no que impregnaban a las tramas durante el resto de los capítulos y temporadas.

Suburra, al igual que Ozark, tenía una trama principal que era como una soga, en la misma se iban apilando los acontecimientos sobre las conciencias personales y colectivas. Las tramas principales se encontraban en esa misma soga, hacinando el peso del resto de tramas, las secundarias, que se rompían completamente cayendo sobre las principales. Esta especie de cable tenso, cada vez más, siempre parecía a punto de hacerse añicos. La soga iba ahogando a todos los personajes que pululaban sobre el mismo, tengan el protagonismo que tengan.

Esta soga no existe en Suburræterna, en esta serie pueden morir un par de personajes secundarios de cierta importancia en el mismo capítulo, que en el siguiente poco quedaba que recordar de estos. La cantidad de sucesos supuestamente impactantes se agolpan de tal manera que el impacto es mínimo. Hay una retahíla de tiroteos continuos en los que, aparte de un montaje poco profesional, las secuelas son tan irrelevantes que la tensión durante estas es inexistente.

La sensación que da la serie es la de la necesidad de mantener con cierta vida la marca, como esos casos en los que una gran distribuidora a punto de perder los derechos de una propiedad intelectual hace una película de encargo con un presupuesto decente, un equipo que cumple, pero un tiempo mínimo. Todo para conseguir mantener precintado su negocio. Por eso titulo que esta serie no se gobierna, ya que parece que no haya nadie al timón, se administra, porque simplemente es un “tira p’alante” de manual.

Personajes que evolucionan menos que las piedras.

Sí, voy a ser duro con el guion, no solo porque tenga la desfachatez de intentar meter una ristra de giros de efecto, olvidándose casi siempre de todo lo sucedido antes, es que encima convierte a sus personajes en meras marionetas de lo que tenga que ocurrir en cada momento. Los más perjudicados por esta deriva son los conocidos de las anteriores temporadas, que pasan de ser poliédricos a una especie de parodia de sí mismos.

Spadino en una de tantas escenas sin sentido de Suburræterna

Incluso Spadino, uno de los más queridos y complejos protagonistas en Suburra, se convierte en una sombra de sí mismo, en una versión en la que el dolor de su pasado atrapado en una familia que nunca llega a aceptarle desaparece completamente. No hay una fricción entre lo tradicional y machista de su entorno y su sexualidad no normativa.

Pero lo peor que les sucede a los personajes no es su nula profundidad, es que ni siquiera como sujetos a una trama tienen la oportunidad de crecer y evolucionar, con lo que el guión no es capaz de cumplir con sus estereotipos. Desde el principio hasta el final son el mismo grupo con los que es difícil empatizar.
Además, el guión tampoco sabe como hacer que choquen de verdad los objetivos de los personajes, tratando de generar enemistades entre ellos de las formas más rocambolescas. Ofreciendo en muchas ocasiones diálogos insulsos y escenas absurdas que tratan de justificar los cambios de opinión instantáneos de personas que estaban a punto de matarse por venganza.

Suburra es eterna, su secuela, no

Y esa es mi conclusión. El experimento de Suburræterna que trata de recuperar a personajes para sostener una nueva serie sobre las mafias en Roma, es solo un encargo, un producto de consumo rápido que no consigue ni dejar un buen sabor de boca. Suburra siempre será eterna para sus espectadoras, su secuela, no, y que caerá en el olvido de las mediocridades.

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