El quinto juego de 2025 (y os he dejado entre el título y la introducción el chiste a huevo cuatro veces) ha sido Shadow of the Tomb Raider. Iteración de la saga que tenía pendiente tras Rise of the Tomb Raider por el sabor agridulce que me dejó. No era malo, pero era tan más de lo mismo explotando, literalmente, los excesos del género. No me esperaba para nada, tras la exagerada introducción de este, que me fuera a gustar casi al nivel del primero de este reboot.
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La acción sigue demasiado presente
Empecemos por lo que menos me convence de esta saga, su acción. Y no es porque esté mal diseñada, si miramos desde el reboot, los tiroteos me parecen mejor resueltos que los del juego con el que siempre se la compara: Uncharted. El problema es que en ambos juegos no me interesan lo más mínimo, es más, suelen estar en medio de la acción en momentos en los que preferiría tener que salir corriendo en una especie de Mirror’s Edge que tener que cometer un genocidio digno de un ciudadano del pueblo elegido.
Esta nueva trilogía ha seguido influida por la franquicia a la que inicialmente influenció, sí, es una locura y más si tenemos en cuenta que originalmente Tomb Raider estaba muy influenciado por Indiana Jones que as su vez tiene una gran influencia en las películas de aventuras de los años 50 que provienen de la novela ligera de finales del S XIX en el mundo anglosajón. El tema, es que estas influencias al final han recibido, como es de esperar, otras tantas y tomaron mucho de lo que se puso de moda en la generación de Xbox 360: los TPS con mecánicas de cobertura.
En este sentido son competentes, ya lo he dicho, pero estas mecánicas de tiroteos rompen muchísimo el ritmo de la exploración, algo que ya sucedía en los primeros juegos, pero no a este nivel porque siempre tuvieron secciones de disparos mínimas.En Rise of The Tomb Raider la acción se aumentó en demasía, y a pesar de contar con más exploración, mapeados más grandes que su antecesor y tumbas más trabajadas, al final la presencia de zonas dedicadas casi en exclusiva a tiroteos es tan grande que no compensa el resto.
En Shadow of the Tomb Raider se ha aligerado un poco, evitando zonas de tiroteo en el mapa general y dedicándolo solo a pequeñas zonas entre secciones más grandes de exploración. Excepto en un par de momentos de la historia en los que hay que pasar por muchas zonas donde lo mejor es usar el sigilo, especialmente amplias en el tramo medio del juego.
Pero la otra acción, la de los momentos scripteados, que personalmente siempre me parece preocupante porque abre la puerta a que un pequeño error del jugador destroce el ritmo que marca el propio juego en esos momentos, son menos presentes, excepto al principio. La secuencia inicial ya provocó en su momento que abandonara el juego, al no querer volver a pasar por este estilo Uncharted 2. Me equivoqué, no era para tanto a pesar de lo excesivo de su duración en el prólogo.

¿Rambo?
Aquí quiero destacar un momento que me fascinó. A pesar de que considero que la acción más desenfrenada no le hace mucho favor al juego, cuando se usa de forma puntual y con cierta gracia me parece que puede llegar a sumar. Es el caso de la secuencia de la refinería.
En este punto el personaje trata de rescatar a su mejor amigo y compañero que hemos conocido en esta trilogía. Su rabia crece tanto que pasa del sigilo (gracias a Dios) a empezar a usar todo lo que tiene abasto para matar sin parar. En un momento sale del agua en un contraluz precioso con el terror en los ojos de sus enemigos, a los que mata sin ningún tipo de sentimiento. Es un momento brutal en el que de repente nos sentimos como Rambo, como Batman en The Batman, infundiendo un miedo que nos hace superpoderosos.
Este punto resultó especialmente divertido y funcional en lo jugable, haciendo que una escena de acción más se convirtiera en uno de los mejores tiroteos de un TPS. Y no porque en diseño innovara, sino porque como jugador te tiene completamente metido en esta espiral de violencia. Su resolución es brutal y vuelve a humanizar a Lara. Sigue siendo tan fuerte como frágil, sigue siendo un personaje bien escrito.
¿Perú? Sí gracias, quiero más.
No voy a negar que la ambientación de la segunda parte en Georgia/Armenia y con los temas del origen del cristianismo me fascinaron. Son temas muy poco visto en las aventuras de este estilo y en un lugar maravilloso, el tema es que al final el ambiente de espacios pos-soviéticos se llevaban más protagonismo en el espacio general. Así que quedó algo desaprovechado.
Lo contrario creo que sucede en Shadow of the Tomb Raider, cuya ubicación nos traslada a selvas exuberantes llenas de secretos, pirámides, cuevas e incluso una antigua ciudad al completo. Se recuperaron los colores vívidos desaparecidos durante toda la trilogía y volvían las tumbas más grandes con un mayor exponente de exploración y resolución de enigmas. Y lo agradezco, de hecho, quiero más, no de todo, pero quiero más.

En realidad quiero menos mundo abierto y más espacios como este, con más densidad de secretos y más que ver. Afortunadamente un juego nos lo dio hace poco, Indiana Jones y el Gran Círculo, justo el que terminé antes que el último Tomb Raider, y es que una cosa empujó a la otra.
El mundo abierto no voy a negar que no aporta gran cosa, aumenta demasiado los trayectos entre zonas y hace que la búsqueda de secretos sea más farragosa, lo habitual. Pero la ambientación la he disfrutado tanto y las tumbas y retos me han gustado a tal nivel que lo perdono y solo pienso en que lo hubiera disfrutado unas pocas horas más.
Shadow of the Tomb Raider, la cirereta del pastís
¿Por qué pongo en catalán el clásico de “la guinda del pastel? Porque supongo que como catalán tiene más empaque para mi en una lengua que en otra, no por ser más catalanoparlante (acostumbro mucho más a escribir y leer en castellano que en catalán), pero tengo la sensación de que el uso de esta expresión en Cataluña es más puntual y enfatizado. Puede que no, qué más da.
El tema es que esta tercera entrega es el final que este reboot merecía. Es cierto que su arranque es problemático y deja en mal lugar a nuestra querida aventurera, pero el diseño del mapeado, de sus retos y tumbas y ciertos momentos puntuales de la trama consiguen que todo lo malo sea ampliamente superado por lo bueno. Estamos ante el Tomb Raider de nueva hornada que mejor toma el concepto de los primeros, que más homenajea los orígenes.
La narrativa es irregular, todo el juego es irregular, sin embargo se siente como una de las aventuras mejor construidas por tener un mayor equilibrio en sus escenarios y por una historia bastante más personal. Las manías propias de mundo abierto empeoran algo la experiencia, aunque se omiten con facilidad, y quizás lo peor esté en sus misiones secundarias de las que también recomiendo huir. Si evitas dejarte llevar por la necesidad de completarlo todo, te encontrarás una buena aventura que tiene mucho que aportar.