La segunda serie que he visto en 2025 ha sido Secret Level, la antología de animación que presentó Amazon Prime Video en los The Game Awards. Lo más cercano que tenemos a una propuesta de este estilo es Love, Death + Robots de Netflix, que uniendo a varios cortometrajes de animación de alto nivel bajo una premisa de ciencia-ficción (o más bien de historias adultas) se ha convertido en un referente de un tipo de serial muy poco habitual. En el caso de Secret Level, la temática conjunta son los videojuegos.
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15 episodios diferentes y poca diversidad
Lo primero que llama la atención de Secret Level al acercarse a esta propuesta es lo poco que se diferencian entre sí muchos de los capítulos. Y es algo que sucede tanto en la temática como en la estética. Las comparaciones son odiosas, pero es que está a años luz de la fantástica Love, Death + Robots.
Aquí parece que han ocurrido dos cosas que han provocado esta pequeña saturación de episodios con contenidos y continentes tan similares entre sí. La primera es que los juegos seleccionados no daban tanta libertad y, a pesar de que sea tan escandalosamente raro e interesante el de Pac-Man, ha sufrido mucho el conjunto por ello.
Alguno de estos capítulos queda con una historia que no homenajea en ningún sentido a los videojuegos como sí lo haría al cine de acción y el peor caso de todos se lo lleva Crossfire, una IP que además no es que genere un interés muy destacado en la comunidad. Se suma a ello una falta de personalidad que hace que el capítulo dedicado al mismo sea una micro película de acción que no aporta nada relevante. Aunque está muy bien dirigida, eso no lo vamos a negar.
El problema es que hay otros tantos capítulos que acaban siendo acción y más acción. Ojo, algunos introducen algunas buenas ideas y otros son imaginativos con las escenas más intensas, pero no dejan de dar esa sensación de reiteración entre ellos.
El segundo problema tiene nombre y dos apellidos: Unreal Engine 5. La serie se ha hecho usando la tecnología de la empresa estadounidense que lucha contra los monopolios con prácticas monopolísticas. Se nota mucho en lo visual, si bien es cierto que hay unos pocos capítulos en los que la dirección de arte consigue escapar de la estética UE5, la verdad es que incluso en esos la iluminación y ciertos detalles se sienten claramente UE5.
Se agradece el aspecto pintado de Pac-Man, que, por cierto, también tiene el juego, o los toques más toon de Mega Man y Spelunky, aunque también ambos se quedan a medio camino. Quizás la mejor apuesta en este sentido es Sifu que no se aleja tanto del estilo del propio videojuego, mejorando por supuesto iluminación y detalles.

Es una pena, porque hoy en día y sobre todo gracias a los desarrollos independientes los videojuegos cuentan con más estilos gráficos que nunca. Llegando a simular stop-motion como Compulsion Games con South of Midnight. Me gustaría haber visto más valor en las propuestas en este sentido, pero como aparte de un anuncio de un videojuego también son un anuncio de una tecnología, sospecho que restringieron mucho la libertad artística.
La muerte en los videojuegos, la temática más repetida
Es curioso como la temática que más se repite en toda la serie sea la de la representación de la muerte en los juegos. Es cierto que da oportunidades para mostrarla de forma jocosa, o de reflexionar sobre el valor que tienen, pero llega un momento en el que sientes que esto del ensayo y error ya lo has visto varias veces, y así es.
Pac-Man, Spelunky, New World, Sifu, son varios los que se sienten que acaban repitiendo temáticas cuando no basan casi toda la que tienen en escenas de acción bombásticas. Es una pena porque hay muchos más temas habituales en los juegos como la libertad real del jugador, la culpa (Silent Hill, Spec Ops), como para basarse en un aspecto que sí, da juego y a veces profundidad, pero al mismo tiempo es el más básico.

Secret Level no deja de ser un anuncio
Y este es el mayor problema de esta serie antológica, que no deja de ser un anuncio constante, tanto de las IPs seleccionadas, con bastante presencia de juegos como servicio, como por aspectos visuales, con esa innecesaria limitación de usar Unreal Engine 5 en todos los episodios, como en los mensajes que acaban dando, siempre basándose en el sigue jugando.
Todo esto se evidencia de la forma más evidente en el largo anuncio de PlayStation que es el último corto y que no deja de ser una versión simplificada de Ready Player One, pero solo con marcas de entretenimiento digital de Sony. Recuerda en demasía a un anuncio que ya hicieron en su época, pero alargado y también es porque poco puede aportar con respecto a lo que en realidad es.
En esto destaca el corto de Concord que claramente está pensado para promocionar el universo de un juego que ya está muerto y enterrado.

Es una pena que una propuesta que podría haber sido una antología fantástica, quede en un segundo plano de la intención más puramente comercial. Esperemos que en una segunda temporada haya más libertad creativa.