Tras una sorprendente primera temporada en la que de forma muy inteligente se utilizaban personajes tópicos para provocar todo tipo de situaciones cómicas y de diálogos inteligentemente absurdos, llega una segunda temporada que va in crescendo hasta un final forzado y poco inspirado. Hablemos del auge y caída de los buenos guiones de Machos Alfa Temporada 2, mi cuarta serie de 2024.
Si bien la primera temporada de esta serie no pasará a los anales de la historia del audiovisual, su calidad era suficientemente alta como para ser recordada. La serie conseguía convertir a sus protagonistas más planos que un charco, en una muestra perfecta del absurdo de las conductas más machistas del clásico espécimen de macho cuñado ibérico. Los personajes femeninos acompañando a la perfección con sus propios tropos exagerados a la extenuación, pero siempre con ese punto algo más maduro, que típicamente se asocia con ellas.
Machos alfa no vino a reinventar la rueda, pero sí a adaptar la clásica comedia de situaciones con un amplio plantel de personajes a los tiempos actuales. Siendo capaz de vez en cuando de tener alguna pequeña reflexión de cierto valor sobre el abismo que hay entre la mentalidad de muchos hombres y la del resto de la sociedad. Un abismo al que se enfrentan sus personajes de forma continuada con resultados obviamente catastróficos. Esta segunda temporada coge el testigo y consigue mantener cierto interés por sus tramas cada vez más enrevesadas.
Machos Alfa, tramas beta, cierres delta
Por desgracia, el buen hacer del guión se va al traste cuando trata de abarcar aún más temáticas relacionadas con el género y su valor social, incluyendo sospechas de bisexualidad, uso torticero de la disforia y un par de personajes con una redención imposible llevados por su egocentrismo. Es todo tan exagerado que al final provocan situaciones que rompen toda suspensión de incredulidad, especialmente la trama trans y el final en unas vacaciones compartidas.
La serie trata tanto de meter más temas y ser cada vez más enrevesada, que pierde la noción sobre su punto fuerte, su sencillez. No buscamos personajes poliédricos ni giros inesperados, solo historias que, dentro de su absurdez, son suficientemente creíbles con buenos diálogos que las hagan más divertidas. Lo peor de todo es que rompe un cierre aceptable para dejar abierto a lo que seguro que será otra temporada, una que ya no tendrá sentido, puesto que la vida da segundas oportunidades, pero ni un macho alfa caería tan fácil en la trampa de una tercera.