
Pues el cuarto juego del año ha sido una aventura gráfica que tuve pendiente desde siempre: I Have no Mouth and I must Scream. ¿Ha valido la pena? La verdad es que sí, aunque con muchos peros. Estamos ante una aventura muy propia de su tiempo para lo bueno como para lo malo y con una gran capacidad para innovar en lo narrativo y temático.
100% - 8h
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Aventuras complejas que se complican ellas solas
Cuando se revisan aventuras gráficas de los 90 uno se suele encontrar con auténticas obras maestras como Loom, la saga Monkey Island, Sam & Max, Day of the Tentacle, Myst y Simon The sorcerer entre otras. La época dorada del género en el que hubo mucha innovación, dentro de sus limitaciones, tanto por temática, por arte como por algunos aspectos jugables.
Algunas de las aventuras de esa época todavía querían mantener las estructuras de los juegos de Sierra, algunos de los más exitosos en la década anterior. Ideas como posibles muertes durante la aventura, callejones sin salida y otras tantas mecánicas que no aportaban nada al jugador excepto una injusta frustración. Una forma de diseñar contra la que trabajó la muy querida LucasArts y que la convirtió en el ejemplo a seguir.
El creador de una de las más famosas, Ron Gilbert, escribió hasta un manifiesto de cosas que las aventuras deberían evitar para que la experiencia del jugador fuese óptima. Entre sus normas había el no poder avanzar si falta un objeto importante y no se puede volver atrás a por él, no morir o al menos evitarlo si no había ninguna información previa que avisase del peligro, el objetivo final debe ser claro, los secundarios deben ser obvios, y un largo etcétera. Os dejo el enlace al manifestó en el blog del bueno de Ron:
Grumpy Gamer - Why Adventure Games Suck
Por qué apestan las aventuras gráficas (Ron Gilbert, 1989) | Indiefence (miguelrfervenza.com)
Pues I Have no Mouth and I must Scream, cumple con algunos, pero falla en otros tantos. Además, es un juego que ofrece diferentes finales dependiendo de si hemos tomado las mejores decisiones a lo largo de la aventura y muchas de ellas no están del todo claras. Es una pena porque su complejidad en puzles es bastante ajustada, al contar con cinco historias diferentes que podemos tomar en el orden que queramos, haciendo que eso limite la cantidad de objetos, personajes y escenarios de cada historia.
I Have no Mouth and I must Scream es una gran distopía
El juego es una adaptación de un relato de ciencia ficción y terror de Harlan Ellison escrito a finales a de los 60 y que todavía hoy en día sigue teniendo temas muy actuales. En esta historia el mundo está dominado por un ordenador/IA que se ha deshecho de la humanidad al considerar que la mejor manera de acabar con los problemas de esta es ir a la raíz, su existencia misma.
Esta IA no se queda solo en eso, sino que, con su conocimiento se vuelve sádica y mantiene a 5 humanos con vida mientras los tortura por siglos. Juega con ellos creando escenarios virtuales en los que vuelven a momentos traumáticos que tenían olvidados. Es en esos escenarios en los que el jugador, controlando a estos personajes tiene la oportunidad no solo de sobrevivir al reto, sino de superar el trauma y ser mejores personas.
Ahí es donde el juego consigue destacar frente a las obras más habituales de su época, con una trama que toca muchos temas sobre la culpa, el sentido de la vida, el dolor y la humanidad. No hay capítulo en el que no nos vayamos a encontrar con algo terrorífico del pasado, ya sea el formar parte de un régimen fascista realizando experimentos, el haber callado una agresión por vergüenza o el asesinar a una persona cercana, entre otros. Todos ellos cuando se descubren se convierten en el climax de cada historia y está en nuestras manos conseguir que el personaje supere ese trauma. Esa superación nos lleva al mejor final posible.
Algo que se agradece mucho y es muy raro para su época y para lo nicho de este proyecto, es que tiene un doblaje completo en español. Las voces pueden resultar algo histriónicas, aunque encajan en la intencionalidad de las tramas y la personalidad de los protagonistas.