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Mis series 2025 - #1 Dune: La Profecía. Cuando la serie no puede con el cine.

La primera serie que visto este 2025 ha sido la primera temporada de Dune: La Profecía. Esta nueva incursión en el universo Dune sirve para asentar las bases que han puesto las dos maravillosas películas de Villeneuve y para empezar a crear un universo paralelo a los libros. Si bien la serie tiene muy buenas intenciones y en su inicio y su (fantástico) clímax, no es capaz de darle rienda suelta al aspecto más espiritual y experimental de esta saga.

10.000 años antes de los sucesos de Dune

Algo fascinante en la obra de Herbert es su superlatividad. Todo es enorme, toda decisión de las casas mueve a millares, millones o millardos de personas, a veces incluso más. Toda nave real es del tamaño de una metrópolis. Esto nos lleva a que, en este universo antropocéntrico, 10.000 años supongan una simple etapa o parte de un gran plan.

Consigue que su mitología personal, que el mundo creado y todo lo que permea a las tramas y su narrativa resulte trascendente. Llevando al límite las causas y consecuencias, la mortalidad de conceptos que mueve que resultan chocantes al ver que sobreviven el paso del tiempo y de un espacio mayor al imaginable. Familias y costumbres trascendiendo los milenios, sociedades que resultan monolíticas.

La serie de HBO aprovecha este aspecto para que, a pesar de hablar del origen de muchos de los temas que luego afectan a la trama de la saga principal de Dune, para tener al espectador en un espacio ya conocido. Sin embargo, también ofrece algo nuevo y distinto, ya que todas estas grandes casas no son tan mastodónticas como en las películas, esas civilizaciones feudales de tamaño planetario todavía son un proyecto a medio hacer.

Todo esto permite a los guionistas trabajar con un material suficientemente distinto al de las películas como para generar historias muy distintivas y crear espacios originales. ¿Lo aprovecha? Echemos un vistazo.

¿El origen de las Bene Gesserit o de los Harkonnen?

Captura de la serie en la que la hermandad de las Bene Gesserit lleva a entierro un sepulcro flotante, enfrente una de las protagonistas Anya Harkonnen

A ver, la trama en realidad no relata como tal el origen de ninguna de ambas. Lo que hacen en La Profecía es centrarse en personajes clave de un momento importante en el pasado de la hermandad y de la casa más agresiva.  Consiguen despertar rápido el interés al ir mostrando las intrigas palaciegas que en los filmes solo se intuyen, siendo el centro de toda la historia una constante lucha de poder por el puesto del emperador, por las rebeliones, por controlar la hermandad e incluso a nivel interno en algunas casas como es en el caso de los Harkonnen.

Esto favorece mucho la labor de los guionistas, pero atrapa la serie más en aspectos muy telenovelescos. No es un problema, de hecho, sirve para aterrizar un poco la excesiva sensación de relevancia y grandiosidad de cada gesto y diálogo en las películas. Sin embargo, agradecería que, dado el número escaso de capítulos que han dado a su primera temporada, se hubieran centrado más en una sola parte, empezando a abrir las ramas, antes que abrirlo todo de golpe, puesto que la presentación de personajes es escasa y no generan apenas empatía.

La profecía: La serie va a ser un éxito, pero no es relevante

Dune: La Profecía no es una mala serie, funciona correctamente, sabe apilar acontecimientos de cara a un clímax bien definido y unas tramas que juguetean constantemente a generar expectativas que luego se cumplen o se barren. Sin embargo, más allá de su guión muy bien escrito e interesante, el resto de los apartados no consigue sobresalir.

La producción es evidente que queda por debajo de sus hermanas mayores en cuanto a presupuesto y en vez de esconderlo con ideas que pudieran generar un apartado visual más cohesionado y funcional como tiros de cámara más cortos y poca profundidad de campo, deciden tirar adelante con una imagen a veces demasiado clara para lo divertido e interesante que resulta en la obra de Villeneuve sugerir más y mostrar menos. Es algo que sobre todo se nota en los actores, que no salen en general de sus papeles habituales de otras obras y en esa comodidad tampoco consiguen destacar en nada.

Imagen de la serie Dune: La Profecía

Digamos que queda al final un producto más que una obra, un producto que tiene buen sabor, que no decepciona, pero que no deja de ser algo más de la factoría para aprovechar el tirón comercial inesperado de unas películas que sí funcionan como obras de orfebrería. Sí, es disfrutable, sí, ya han firmado para la segunda temporada y seguro que tiene continuidad hasta un final coherente, pero dentro del universo que se está generando quedará como algo menor, olvidable y correcto.

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