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26 juegos, un año: #8 A Little to the Left, una satisfacción física y digital 

El octavo juego de 2024 ha sido una de las pequeñas obras independientes más satisfactorias que hay, o eso o es que tengo TOC, este jueguito es A little to the Left. Se trata de un indie muy corto con una de las premisas más agradables de la historia. Echemos un vistazo a este juego sobre la satisfacción del orden. 

68% de logros - 5h 

A little to the left, satisfacción en pequeñas dosis 

Si alguien me hubiese dicho hace unos años que iba a jugar a juegos de ordenar cosas, hubiera muerto a carcajadas. Bueno, puede que solo arqueara mucho una ceja, como para superar a la de Zapatero. Y al final esto es lo que he hecho últimamente, jugar a ordenar. Puede parecer una gran tontería y, afortunadamente, lo es y por el hecho de serlo se agradece. Porque esta pequeña chorrada de videojuego es una de las obras que más satisfacción pueden producirte, pura dopamina. 

Los autores siempre han sido conscientes de lo que se traían entre manos. A Little to the Left ofrece lo que promete y nada más aparte de un par de gags visuales. El juego es mover cosas para ordenarlas de alguna manera. Una premisa sencilla y un control básico (por favor, usad pantalla táctil o ratón) al que sacan el máximo partido posible ofreciendo una variedad de situaciones y puzles muy amplia. 

Espera, espera, espera, ¿qué hay muchos puzles? ¿muchas situaciones? Pfff ni te cuento, de hecho, hay hasta múltiples soluciones en las pruebas que ofrecen. ¿Sabéis aquello de cómo ordenas tus libros? Pues literalmente puedes hacerlo en este juego de diferentes maneras como por altura, grosor o tonalidad. Es una maravilla que va cada vez a más hasta llegar a enfrentar al jugador con algunas posibilidades menos obvias que le harán estrujarse, un poquito, el cerebro. 

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Y conscientes de la satisfacción que produce ordenar de diferentes maneras, algunos niveles ofrecen una libertad creativa fantástica. Se trata de colocar las cosas de forma simétrica, en esos momentos he pasado de buscar la satisfacción rápida de colocar las cosas en su lugar, a disfrutar organizando un pequeño arte. 

Un juego muy físico 

Max Inferno, desarrolladora de este pequeño indie, ha profundizado un poco más en esta premisa tan simple para dar en el clavo con las sensaciones del control. No nos engañemos, es tocar y arrastrar, pero en multitud de puzles esto tiene otras consecuencias o lleva a pequeños juegos con la física que lo hacen muy físico y mucho más interesante. Es un juego que se siente muy presente en las interacciones. 

Se trata de un gamefeel heredado de los divertimentos inmediatos de obras como Wario Ware, pero mucho más pausado y tranquilo en este aspecto. Además, el arte, con un apartado gráfico muy pulido y un sonido minimalista y encantador, consigue tomar los referentes de la cotidianidad occidental y transformarlas en pequeños sets de piezas y espacios.  

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Se agradece que los creadores hayan mimado tanto una obra con unas reglas que parecían que no podían dar más de sí, es más, estoy muy tentado de comprar el DLC que ya ha salido y de jugar a los rompecabezas diarios, aunque estos son el mayor punto débil del juego, ya que simplemente repiten puzles anteriores cambiando la estética o el tipo de objetos. Pero ningún nimio fallo ensombrece la satisfacción que produce este juego. Es como esos vídeos de limpieza y ordenado en formato digital interactivo, un placer para muchos, incluido los que pensáis que es una chorrada, que lo es, pero es una chorrada que da felicidad. 

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