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26 juegos, un año: #4 Genesis Noir

Genesis Noir es el cuarto videojuego de la entrega "26 juegos, un año". Se trata de una aventura gráfica muy diferente a lo habitual, a medio camino entre la experiencia interactiva, el corto de animación y la aventura point & click clásica.

Genesis Noir, detectives, blanco y negro y el Big Bang

100% - 6h

Una aventura gráfica no apta para todos los gustos, primero porque la parte de retos y pensar es mínima, simplemente se trata de ir interactuando con lo que hay en el escenario. Pero hay algo en las acciones que te deja iniciar que la convierte en una pieza interactiva muy especial.

No voy a negar que se trata de una obra muy pedante, es más, es excesivamente pedante. Afortunadamente es tan pedante como estilosa y en esa estética en la que reside su principal y casi único incentivo, hay un trabajo que se nota.

Si el diablo está en los detalles, en Genesis Noir han contado con la presencia del mismo y del resto de ángeles caídos. Cuidadísimas animaciones, una serie de objetos y McGuffins recurrentes que pueblan sus escenarios y un movimiento continuo de todo lo que ven los ojos del jugador. No hay plano de este juego o animación interactiva que esté por debajo del nivel de todo el resto, una cohesión visual que atrapa.

La trama es un embrollo inexplicable, una mezcla del Prometeo Americano (Oppenheimer), Perdición y 2001: Una Odisea en el Espacio. El Big Bang, un disparo que da inicio a la trama, suspendida en el tiempo y en el espacio y en el que múltiples universos lo pueblan para que vayas desgranando el sentido de una historia llena de rencores, venganzas, envidias y ciencia. El juego mezcla todas estas ideas y géneros y encima lo hace con imágenes más conceptuales que narrativas.

Y es que vehicular una historia enrevesada en exceso, con tantos frentes abiertos, con una narración sin apenas verbalizar que usa y abusa de imágenes poliédricas en lo literal y lo figurado, es quizás una estrategia muy arriesgada. Para la mayoría de los usuarios esto no va a resultar en una experiencia agradable, puede que ni siquiera sea comprensible, pero si estás dispuesto a dejar que ese balazo te vuele la cabeza, te conmoverá por su plasticidad.

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